sábado, 2 de agosto de 2008

Viernes 01 ago por Javier Infante

Cuando me acerque a encender las velas de la sala me di cuenta que la gente solo miraba sin preguntar que es lo que estaba haciendo, pero por alguna razón entendían que debían callar y mirar, sin emitir palabra, solo un gentil saludo de buenas noches.
Aunque si fue posible que ellos se dieran cuenta de mi nerviosismo…y como no hacerlo, si las velas pedían por favor que no las quemara con mi pulso de hombre eufórico.
Esas velas marcarían un limite para las personas y un limite para mi…un limite que alguna vez pensé que jamás cruzaría, un limite que habla de una vergüenza, un limite que habla de mi masculino en relación a mi femenino, ese mismo limite que alguna vez tuve que cruzar para vestir una prenda tan sensual y liviana como una pollera.
Sentados de un lado para contemplar ellos sabían que nosotros estaríamos en la otra parte y viceversa…con la diferencia que ellos no podrían cruzar pero si nosotros llegar directo a sus emocionen, sin embargo, quien pensaría que algo tan efímero puede lograr una concepción espacial distinta entre seres que comparten un mismo espacio.Como me pregunto me respondo y puede que suene como un acto de individualidad y egoísmo, pero la realidad es que bailamos para nosotros y ellos fueron nuestros invitados a contemplar.
Como no fue preparado de ninguna manera en especial es que los cuatro cuerpos salieron al encuentro de ese espacio de tiempo paralelo para disfrutar cantar, sudar, rebotar, cortar, encender , airear, seducir, sanar y transmitir un concepto que lleva tiempo formándose y que el mundo y la gente puede comprender,y me refiero a concretar el ALáBASE.
Creo que cuando se presenta el estimulo no se coordina la razón y el sentimiento, por eso es que el tiempo corrió de modo distinto para quienes estuvimos ahí.
Alguien pensó que uno de los vínculos salio por cansancio, pero solo nosotros sabíamos que fue una consideración maravillosa que tuvo para con ella y en permiso concedido por quien dirige nuestro avance….
No costo mucho distinguir el compromiso y la predisposición, el silencio fue tan profundo que participo como una pieza de la melodía entre, jadeos, contenciones y risas cómplices….Nunca pensamos en el silencio como tal, nunca creemos que éste puede darnos un tiempo para reflexionar, nunca creemos que el silencio nos brinda una enseñanza sin igual; puede que alguna vez vibremos con el silencio para dejar que el otro nos muestre, nos transmita o simplemente nos de….
Posiblemente la gente nunca creerá que en ese instante y en ese lugar de espacios virtualmente delimitados una voz negra pudo integrar tantos silencios.

No hay comentarios: